miércoles, 17 de septiembre de 2014

Carta a mis compañeras. por Diana Vargas



Al escribirte mi estimada colega espero que al recibir estas líneas y lo que ellas expresan sirvan de alguna medida para enriquecer la hermosa labor que hemos escogido para ser. En primera medida llamo tu atención sobre los elementos que atañen a la vocación docente y literaria dado que en los dos sentidos estas herramientas son vitales para el empoderamiento y la liberación del espíritu.
Solo quien puede abrir un libro y  acceder al corazón de su autor, a su intempestividad  es capaz de crecer y esperar con manos abiertas todo ese misterio cultural que puede reservarle, por ello ni la docencia ni la vocación literaria  han de ser un formalismo técnico de instrucción sobre gramática o sintáctica, que atiborren las mentes pero no los espíritus, para ello será necesario darle la posibilidad de acceder al mundo literario por el ejemplo, dado que está no es una práctica natural sino cultural, que se acentúa o desvanece por los modelos que refuercen esta acción del espíritu posibilidad al acceso al mundo infinito de imaginación y a la  genialidad.
Valgan ahora y en este momento recordar que el mundo nos requiere como maestros, ayudar en la construcción universal y así conspirar contra todo aquello que aleje al hombre de sus sueños…estando por encima de los rituales escolares y las practicas técnicas el rescate del hombre por su simbolización, Recuerda que la vida está llena de dificultades y está en nosotros cambiarlo, si la vida te da limones aprende a hacer limonada y la ausencia de recursos es un recurso para llegar más allá.
Para terminar, os digo que ciertamente cuando Ana Maria Machado afirmo: “¿estaran todos condenados a un Apartheid literario? no se equivocaba ni un centimetro al denunciar el estado que abocaremos si renunciamos a nuestro interes educativo, de no solo superar el alfabetismo en terminos de decodificacion sino el alfabetismo de la mente en terminos de producción y creación…Os dejo una corta despedida de parte de un “yo” sublevado contra la ingenuidad natural de la humanidad gracias… recordándote que la superstición trae mala suerte.


DIANA VARGAS

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